"Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Iràs tù con este varón? Y ella respondió; Sí, iré" Génesis 24:58
La hermosa historia de amor de Rebeca e Isaac es una de las escenas mas conmovedoras y románticas halladas en la biblia. Isaac, de cuarenta años de edad había perdido a Sara, su madre, tres años antes, y Abrahàn se estaba volviendo débil a la edad de 140 años.
Sintiendo la urgencia de encontrar una esposa para Isaac, Abrahan pidió a Eliezer, su siervo mas fiel y temeroso de Dios, que eligiera una mujer para su hijo. Abrahan sabia que Dios había prohibido el matrimonio entre su pueblo y los cananeos que los rodeaban porque eso los conduciría a la apostasía.
Así que sus pensamientos se volvieron hacia sus parientes a 800 kilómetros de distancia, en la tierra de Mesopotamia. Luego de instruir cuidadosamente a su siervo y de recordarle el significado solemne de su misión, Abrahàn concluyo diciendo: "el enviara su ángel delante de ti"
Eliezer, consciente de su tremenda responsabilidad y con una caravana de 10 camellos cargados de regalos, llego al pozo fuera de la ciudad de Nacor. Estaba cansado, cubierto de polvo y sediento. Allí probo dramáticamente a Dios pidiéndole que la muchacha que le ofreciera de beber a él y a sus camellos fuera la que se casaría con Isaac. Antes de que hubiera terminado su oración apareció Rebeca, la nieta de Nacor, hermano de Abrahan. No solo le dio de beber agua, sino que voluntariamente dio a beber a sus 10 camellos. Eliezer quedó pasmado por la manera en que el Señor había respondido tan rápidamente todos los detalles de su oración.
Eliezer conoció a la familia de Rebeca y les contó su misión. Betuel y Labàn, el padre y el hermano de ella, al darse cuenta de que Dios estaba dirigiendo aquello, dijieron que Rebeca podía ir con el a Canaan si así lo decidía. Ella mostró valor, madurez, y un espíritu generoso, ya que, sin vacilar, respondió voluntariamente. "Si Iré". Ella creía por lo que ya había ocurrido, que Dios la había elegido para ser la esposa de Isaac.
Ahora medita por unos momento en tu propio matrimonio y como Dios te dirigió hacia tu conguye; y si aun no estas en matrimonio, pide a Dios que te ayude a elegir aquella persona que compartirás el resto de tu vida; eso lo lograras a través de oración y obediencia a El.
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