miércoles, 30 de septiembre de 2015

La verdadera psicología

"Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo" Sal. 119:165.

Tener presente el concepto que destacamos ayer acerca de ti mismo y de la relación que Dios tiene contigo, de Creador-criatura, Padre-hijo, te asegura que toda concepción acerca de la psicología que no esté en armonía con la cosmovisión y los principios revelados en su Palabra no puede estar acertada y no te puede conducir por buen camino, ni aun en relación con tu salud mental. 

Toda conducta que no armonice con los principios de su Palabra necesariamente te hará daño psicológicamente, pues eres una unidad bio-psico-socio-espiritual, y no puedes separar tu vida espiritual y moral de tu salud psíquica.

Así lo expresa claramente el profeta: “No hay paz para los malos, dijo Jehová” (Isa. 48:22). La maldad trae inevitablemente falta de armonía y paz interior. 

Por el contrario, la armonía con la voluntad de Dios tiene mucho que ver con el bienestar interior, tal como lo expresa nuestro texto bíblico de reflexión para hoy: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo” (Sal. 119:165). 

Así que, es falsa una psicología que critica los principios religiosos como castradores, represores, productores de la “neurosis obsesiva universal”, como acusara Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis. Lo que nos hace daño psicológico no es la existencia de altos ideales morales sino precisamente nuestra falta de armonía con ellos, o una concepción errada de lo que realmente pide Dios del hombre y de la forma en que él se relaciona con el ser humano pecador

Vive hoy en armonía con la voluntad revelada de Dios. Es lo único que le dará contenido, sentido y claridad a tu existencia. Confía hoy en tu Padre celestial, llévale a él todo lo que perturbe tu mente, lo que te conflictúe, lo que te angustie, y echa mano de los recursos humanos que ha puesto a tu disposición para ayudarte a vivir más en paz, pleno y realizado en este mundo.


EL TESORO ESCONDIDO


Por: Pablo M. Claverie

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