"Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre
de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy
maravillado, y mi alma lo sabe muy bien… Mi embrión vieron tus ojos, y en tu
libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin
faltar una de ellas" Salmo 139:13-16.
Nuestro Salmo de hoy nos dice que fuimos “formados” por
Dios; por supuesto, a través de leyes, estructuras, mecanismos y procesos que él mismo estableció, y que alienta y sostiene
con su poder. Y nos dice que esta creación no fue hecha con descuido, o por
azar, sino que responde a una planificación: “En tu libro estaban escritas
todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”.
Esta
expresión es solo una forma de decir que Dios planificó toda la estructura
orgánica de nuestro cuerpo (hoy hablamos de genética y de la posibilidad de
“leer” los códigos genéticos, ya que en ellos se encuentra “escrita” toda la
información de cómo será un individuo en su crecimiento y desarrollo, aun desde
que es tan solo un cigoto minúsculo, en el vientre de su madre, desde el
momento de su concepción).
Dios es el Creador y Diseñador inteligente de esta compleja
maquinaria psicobiológica. Y, dentro de esta complejidad maravillosa, se
encuentra una estructura orgánica extraordinaria, que es nuestro cerebro, capaz
de almacenar una casi infinidad de información y cumplir miles de funciones que
tienen que ver tanto con el funcionamiento de la dimensión física de nuestro
organismo como con nuestras capacidades intelectuales, afectivas, emocionales,
volitivas, espirituales, morales, etc.
Por lo tanto, el que lo creó sabe cómo funciona, qué le hace
bien y qué le hace mal, tanto desde el punto de vista orgánico como desde el
punto de vista psicológico (recibir y dar amor, sentirse o no apreciado, ser
fieles o no a la conciencia moral, etc.).
Puedes confiar en que no hay ser en
el universo que pueda comprenderte y amarte tanto como Dios, y que pueda saber
exactamente lo que sientes en tu fuero más íntimo -los intrincados conflictos
interiores por los que puedes estar atravesando-, y sobre todo cómo solucionar
tus problemas, desde el punto de vista psicológico y espiritual.
EL TESORO ESCONDIDO
Por: Pablo M. Claverie
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